

Así se publicó en las redes y rápidamente los amigos del delegado de La Emilia salieron a defender la infracción. Sin embargo, no es el único caso en que la apropiación del espacio público se vuelve un espacio privado y particular en San Nicolás.
Para los amigos no hay sanciones, aunque está prohibido. Los cordones amarillos únicamente los puede pintar el municipio con aprobación del concejo deliberante y un cartel indicativo donde figure el número de ordenanza y la prohibición de estacionar y detenerse en los horarios determinados.
Todos los vecinos podemos hacer lo mismo, ya que se vuelve una norma general estacionar donde no es debido.
Aunque está prohibido pintar el cordón de la vereda de amarillo por cualquier frentista, la salvedad es para los amigos que ostentan su impunidad; únicamente hay que ser amigo de un funcionario municipal, la familia del intendente, o algún delegado de la zona. Hasta el banco Credicoop pintó un espacio sobre calle Mitre para que encuentre lugar su camión de caudales, sin permiso del Concejo Deliberante y hasta un señor que recauda para un funcionario cobrando estacionamiento a las motos en Mitre esquina San Martín, que era un espacio para discapacitados y si no alcanza, basta ver el ejemplo de la directora de gobierno, Agustina Gruffat que estaciona donde le da la gana.
Los espacios públicos no tienen dueño, como ésta familia y tantos otros nos quiere hacer creer.
Y el juez de faltas debería abandonar su sillón para recorrer la ciudad y las delegaciones, controlar, y hacer cumplir las leyes y ordenanzas; sin embargo para lo único que abandonó su cómodo sillón fue cuando viajó con el diputado local de Cambiemos al mundial de Rusia.
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